INFORME SOBRE EL ESTADO DE LA SOCIEDAD CIVIL 2025

SOCIEDAD CIVIL: LA LUCHA CONTINÚA

A pesar de las numerosas dificultades que enfrenta actualmente, la sociedad civil sigue luchando en todos los frentes mediante una combinación de incidencia, movilización, campañas digitales, litigio estratégico, diplomacia internacional y cualquier otra táctica imaginable. En un mundo abrumado por la desinformación, el mensaje veraz de la sociedad civil se erige como una herramienta indispensable para contrarrestar los relatos falaces que siembran la división y fomentan el odio hacia grupos excluidos. A medida que se hace más evidente la interconexión y la naturaleza transnacional de los desafíos actuales, la sociedad civil multiplica las acciones solidarias que trascienden las fronteras nacionales y conectan distintas luchas en contextos diferentes.

En 2024, la sociedad civil logró éxitos notables, incluso en circunstancias difíciles. En la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas, destacan las victorias en la lucha contra el matrimonio infantil en Colombia y Sierra Leona, y contra la mutilación genital femenina en Gambia. En cuanto a los derechos de las personas LGBTQI+, las campañas de la sociedad civil condujeron a avances en el reconocimiento del matrimonio igualitario en Grecia y Tailandia.

La ciudadanía defendió la democracia: en Corea del Sur, se opuso a la ley marcial; en Bangladesh, derrocó al gobierno autoritario; en Guatemala, aseguró el respeto de su voto; y en Senegal, presionó para que se celebraran elecciones según lo previsto.

En Ecuador, India y Suiza, las victorias judiciales favor del clima y el medio ambiente obligaron a los gobiernos a reconocer las repercusiones del cambio climático sobre los derechos humanos y a esforzarse más en reducir las emisiones y frenar la contaminación. Actualmente se están aplicando tácticas similares para ejercer presión moral sobre los gobiernos que suministran armas a Israel.

El colapso de las estructuras de financiación está complicando las luchas de la sociedad civil, y la congelación de fondos de USAID es una manifestación del retroceso global de la solidaridad internacional. Varios gobiernos, entre ellos los de Bélgica, Países Bajos y Reino Unido, así como la UE, están recortando la ayuda internacional que contribuye a sostener la sociedad civil y reorientando su apoyo internacional según sus propios intereses, reflejo de la creciente preocupación por la defensa, las ventajas comerciales y el control de la inmigración. Muchos gobiernos han adoptado leyes hostiles que dificultan la financiación de las OSC o que las difaman por recibir fondos. Ahora, muchas de ellas enfrentan una amenaza existencial. Esto debe impulsar una búsqueda urgente de nuevos modelos de financiación para apoyar la labor vital de la sociedad civil.

En estos tiempos convulsos e imprevisibles, la sociedad civil debe seguir siendo un faro de esperanza que ilumine el camino hacia un mundo más pacífico, justo, equitativo y sostenible, incluso cuando muchos de los que están en el poder avanzan en la dirección equivocada. La resiliencia, la resistencia y un optimismo inquebrantable son más necesarios que nunca. Aunque las victorias parezcan lejanas y huidizas, la acción cívica sigue siendo fundamental porque alimenta la esperanza, abre la puerta a nuevas posibilidades y une a quienes anhelan el cambio. Si la sociedad civil persevera, incluso en las circunstancias más adversas, llegarán momentos de cambio que servirán de peldaños hacia transformaciones más profundas.